5 de mayo de 2013

Ailuromanía


Romina fue mi primera y estuvo conmigo por más de 2 años, jugábamos, comíamos y dormíamos juntas; hasta soñaba con ella. Me llenaba de alegría despertar y que ella estuviese mirándome con sus enormes, coloridos y brillantes ojos, la acariciaba y sentía su suavidad exquisita, pues su pelaje no tenía comparación, este era de color naranja y fue entonces que empezó mi enamoramiento con los de su especie.



Me emociono al verlos, ya sean mios o ajenos. No importa el tamaño ni la edad, los veo y me derrito por que me parecen tiernos, juguetones, pero sesudos a la vez. Tienen caras graciosas, expresiones y orejas diferentes, cada uno es un mundo nuevo que explorar. Me identifico con ellos, pues siento que he sido un gato en alguna vida pasada o futura, tal vez lo soy en otra dimensión, y en este momento me estoy lamiendo el ano.